lunes, 5 de noviembre de 2007

Vida inerte

... Cuando cada noche resulta demasiado larga, cuando la oscuridad no trae de su mano el sueño, es fácil verse sumergido en el dilema universal sobre si esta vida es una inversion coherente para todos. Sé que para muchos lo es, sin ningún lugar a dudas, pero se esconden a mí, cada vez con más ahínco, las cosas bellas de la vida, o al menos mi capacidad para apreciarlas. Después, al despuntar el alba, no soy capaz de distinguir emoción positiva alguna para mí. Ningún interés encuentro en dejar la cama, sabiendo que su único sustituto natural, en absoluto negociable, en mi caso es la silla de ruedas, la que dejaré luego al anochecer para volver a estar tumbado. Sé que mi existencia continuará inmersa en esta constante espiral, de ninguna manera eterna, aunque sí carente de mejoría alguna posible. Y hasta que algo o alguien me arrebate de este escenario interpretaré mi papel de escultura viva, pero inerte, receptora de miradas y comentarios misericordiosos compadeciéndose de este pobre infeliz; como si hubieran llegado a creer que la vista y el oído también se olvidaron de mí. Ojalá en alguna ocasión se detengan a valorar cuánto puede llegar a destrozar mis restos cada una de esas frases repletas de clemencia y lástima que disparan pensando que yo agredeceré.

martes, 30 de octubre de 2007

LEJOS DE CASA

Esta mañana he podido ver de pasada una situación que me ha dado que pensar. Un muchacho africano que no creo que alcanzara los treinta años. Estaba rebuscando entre la basura algo para comer con casi medio cuerpo dentro del contenedor. Su ropa era andrajosa y todo indicaba que últimamente no estaba nadando en la abundancia. Eso me invitó a preguntarme qué le habría llevado hasta aquí y si estaría peor antes de venir a una cultura diferente tan maravillosa. Pensé en las cantidades económicas que les exigen las mafias por entrar en un nuevo país en el que la vida es perfecta, y en el impacto recibido al comprobar la realidad. No es sólo un problema derivado de la credulidad, yo lo veo también como otra contraindicación de la miseria. Cuando te encuentras hundido en la necesidad extrema es muy sencillo creer en todas las promesas que puedan llegar a cruzarse, por lo que no faltan desaprensivos que lo saben y encuentran ahí un filón personal en el que cimentar su negocio. Algo así como alguna de esas que anda a la caza de un millonario al que engatusan, le hacen creerse atractivo y encantador, teniendo muy claro que llegado el momento oportuno, sin ningún tipo de pudor ni escrúpulos se desenmascararán; duela a quien duela, llore quien llore. La vida no es tan cruel, crueles son la ilusión y el optimismo.

lunes, 22 de octubre de 2007

GANADORES

Perdedor o ganador son estereotipos implantados en nuestro universo humano actual, en los que se encasilla de manera predeterminada, siguiendo unos parámetros fijos, a todo el mundo en modo excluyente. Pero sin recordar que en realidad esos dos bandos son meros papeles en los que uno se puede encontrar en diferentes situaciones. Analizando a la totalidad de personas entre las que me he ido moviendo a lo largo de mi vida, creo no haber encontrado a nadie de quien decir que nunca haya besado la lona (Recurriendo a términos pugilísticos). Para mí, la gran diferencia entre unas personas y otras en los que a éxitos se refiere, se basa en la manera de saber afrontar una derrota, que, insisto, todos tenemos que saborear de una u otra manera a su debido tiempo. Es complicado encajar con caballerosidad y entereza un revés del destino, sea merecido o no, y, si fuera necesario, felicitar a aquel que nos superó. También es difícil el no acostumbrarse nunca a ganar, no caer en el hábito de la victoria y comprender cuando uno cambia su papel por el de perdedor que es porque ha dejado de ser acreedor del triunfo o simplemente porque el caprichoso destino se lo niega de la misma forma que tal vez antes se lo había regalado. Muy pocos pueden afirmar que cuentan con la infravalorada cualidad de saber decir adiós a los buenos tiempos; esos son los verdaderos ganadores

lunes, 15 de octubre de 2007

DULCE Y TRISTE DEMENCIA

Ni siquiera se puede declarar como una verdad absoluta e indiscutible algo tan claro como que "El dolor duele", porque quizás para todos no sea siempre así. Por ejemplo, algo tipificado a día de hoy como una enfermedad mental o una actuación irregular es el masoquismo. El masoquismo, esa horrorosa demencia capaz de hacer del dolor placer sin reparar en las consecuencias que este traiga; cosa de desequilibrados a los ojos de la sociedad. Pero en nuestro entorno es muy fácil encontrar situaciones con más similitud de la aparente si sabemos analizar de la manera conveniente. Es esa inexplicable reacción que algunas personas tienen ante maltratos y desprecios desmerecidos que a veces reciben. Muchos hemos experimentado el sentirnos enamorados de quien más daño nos haya llegado a causar. Peor aún la esposa que con frecuencia tiene que soportar humillación y golpes de aquel miserable que a menudo regresa a casa borracho y al que por cariño nunca va a denunciar. Incluso muchas madres (sin excluir la mía propia) que no reciben ni una pequeña parte del amor que desbordan, pero no pueden ni desean dejar de de estar dispuestas a sacrificarlo todo por sus hijos.
Pensándolo detenidamente quizás el tragar dolor sin queja alguna no sea un comportamiento tan minimizado y reducido, o puede que estemos necesitando muchos más manicomios de los que habíamos calculado.

domingo, 2 de septiembre de 2007

Una carta (Todos están equivocados)

Ahora las noches son eternas, mis ojos se niegan a cerrarse, pienso tanto en ti... de todas maneras, si al final consigo dormir es únicamente para soñar contigo, contigo y conmigo. ¿Para qué nadie más? El mundo entero me sobra. Ya sé que nadie nos va a entender, pero tampoco me importa. Sólo me importas tú, sé que todos los demás estarían equivocados.
Dice la gente que el verano se ha terminado, que el otoño ya está aquí, que hace frío, que ha llegado el momento de echar mano del paraguas y del abrigo. Pobrecillos, no comprenden que lo que pasa es que todo el calor contenido en el universo se ha concentrado en mi maltrecho corazoncito por culpa tuya. Y aquí lo guardo con la dulce esperanza de que así lo aceptes como justo merecedor de una de tus mágicas sonrisas.
Todos piensan que el cielo de Madrid es un tacaño que esconde sus estrellas, que se las come o simplemente que no las saca cada noche porque no quiere compartirlas con nadie. Pero no saben que si no pueden verlas es porque las he ido robando todas, una a una, a escondidas, para llevártelas y pedirte que, si tú quieres, me las cambies por un beso.
Princesa mía, Agárrate a mi mano, jugaremos a apretarlas fuerte. Cierra los ojos, déjate llevar por mí sin preocuparte por nada; yo tampoco sé a dónde vamos, pero será perfecto y será como vivir siempre en primavera. No hagas caso a nadie más; créeme, el universo entero está equivocado. Todo va a salir bien.

lunes, 13 de agosto de 2007

PESIMISMO ANALIZADO

La sabiduría popular se empeña repetidamente en criticar y desprestigiar a los conocidos como pesimistas. Esas personas que tienen entre sus hábitos constantes el resaltar las partes negativas de su entorno y su situación; observando con especial atención las complicaciones y riesgos de cualquier proyecto por encima de sus posibles éxitos . Se les ha tatuado en perpetuidad la definición de fracasados conformistas y nadie se atreve a cuestionar la credibilidad de esa afirmación. Pero creo que es inevitable desde mi posición ponerlo en tela de juicio; sobre todo si para mí contiene algo de interés el intentar lavar la imagen a ese perfil tan castigado por nuestra intransigente sociedad. Se da por hecho que las inquietudes de alguien pesimista consisten en quejarse de su posición a la vez que se niega a correr el riesgo de intentar mejorarla por miedo al fracaso. Sería una actitud muy hipócrita por mi parte insistir en que es falso ese perfil, pero no es menos cierto que el pesimismo también puede desembocar en una posición totalmente opuesta. Una persona que valora su status actual como mediocre y que enfoca todos sus esfuerzos e ideas en cambiarlo. Un individuo triste porque no quiere seguir como está. La diferencia fundamental entre ambos personajes reside en la utilización de su pesimismo. Uno ve la negatividad del proyecto, el otro la de la estabilidad. Uno es conformista, el otro todo lo contrario. Eso es lo que hace que se derrumbe esa acusación de cobarde a los pesimistas y además priva de la condición de indiscutiblemente admirables a los positivistas.

viernes, 20 de julio de 2007

AMAR LA IGNORANCIA

Ayer, mientras daba un paseo, no pude evitar fijarme en un pequeño cachorro que no paraba de oler, mordisquear y analizar todo lo que había a su alrededor. Hambriento por saber. Como si le doliera la necesidad de cubrir su desconocimiento con experiencias y datos. Y de alguna manera me sentí identificado con esa actitud. Es la reacción que la curiosidad desata, inherente a la naturaleza humana. Aunque haya quien opine que nos sobra información (Hay un dicho popular que afirma: "Ojos que no ven, corazón que no siente"); esa es la solución que muchos aplican a situaciones que o bien no están capacitados para mejorar o simplemente no les resultarían interesantes sus consecuencias. Situaciones impopulares, incómodas o como las quieran llamar. Echar la vista a un lado y hasta incluso enterrar datos para ayudar así a sembrar la ignorancia ajena. Una escapatoria efectiva y económica. Pero quizás es precisamente ese el sentido de seguir viviendo: Conocer, saber, experimentar; analizando, disfrutando o alcanzando el sufrimiento; tal vez para recordar más adelante con cariño cuando nuestras posibilidades físicas no nos permitan hacer otra cosa mejor. "O fortunatos nimium, sua si bona norint, agricolas," rezaba Virgilio. Es verdad que cuantas más cosas sepamos, más preocupaciones cosecharemos, pero ¿Qué otro aliciente tiene estar aquí?